Binnenhof es el nombre del que fuera el castillo de los Condes de Holanda y ahora agrupa diversos edificios históricos con importante carga institucional. De hecho aquí se encuentra la sede parlamentaria de los Países Bajos, usada de manera ininterrumpida desde hace casi cinco siglos (un caso único en Europa). Pero también aquí está la oficina del Primer Ministro, así como el Ministerio de Asuntos Generales. Y a diferencia de ser un lugar cerrado a la gente aquí todas las puertas están abiertas para disfrutar de una plaza más en territorio holandés.
El corazón democrático de los Países Bajos se une estrechamente a su pasado medieval en Ridderzaal, donde se encuentra el Salón de los Caballeros (por fuera parece una iglesia y por dentro tiene forma de barco invertido) en la que se estrena cada año (tercer martes de septiembre) la temporada parlamentaria mediante el discurso del trono llevada a cabo por el Rey (lo hace tras entrar junto a su familia en una carroza de oro). Cuando no hay actividad política es un lugar muy tranquilo que se puede visitar de manera guiada para comprender los entresijos de un país que tiene un toma y daca constante con su propia historia. En cierto modo La Haya es Holanda y Holanda es La Haya.
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